Desde siempre los sombreros de copa han tenido ese no sé qué, que les hace especiales.

Cuando una Chistera aparece, sabes que algo va a ocurrir. Alguien se va a poner a cantar o a bailar. O quizá desaparezca o aparezca algún ser vivo, como por ejemplo un conejo blanco.

El primer sombrero de copa  lo fabricó a mano Juan Hetherington en 1797. Así que estamos hablando de finales del S. XVIII ni más, ni menos.

Pero cuando realmente se hicieron populares fue en la década de 1820. Era un accesorio imprescindible que se utilizaba cuando un caballero tenía que asistir a un acontecimiento social, a una reunión de negocios o en sus ratos de ocio, como ir a las carreras o al teatro. Era támbién una pieza imprescindible para distinguir al caballero del no caballero.

Estaban hechas a mano por expertos sombrereros, utilizaban fieltro atiesado hecho de piel de castor y más adelante se fabricaron de seda.

Pero hacia finales del S.XIX fueron dejando de estar de moda y como había poca gente que supiera hacerlos, en breve se sustituyeron por un sombrero más práctico para la vida de la ciudad y así nació el bombín.

Hoy en día sólo se utilizan para espectáculos de mágia, revista de variedades y en algunas celebraciones muy restringidas, y más por glamour que por una cuestión de etiqueta.

Ultimamente se nota una ligera tendencia a recuperarlo como un accesorio especial, aunque hay que tener mucha personalidad para llevarlo bien. Es como el sombrero seleccionador del colegio Hogwarts. Nada más ponértelo, se ve si tienes clase o no para llevarlo. Y no hay términos medios.

Pero cuando aparece, bañado de esa atmósfera mágica que sólo un sombrero de su clase posée, sabes que cualquier cosa especial puede ocurrir en ese mismo instante.

Una cosa más, si queréis distinguir un sombrero de copa auténtico, fabricado realmente por un artesano, fijaros en el ala del sombrero. Si es plana y no tiene su ondulación característica, se trata de una imitación barata.

La opinión de Soficó. 11 años.

Son muy elegantes pero no están de moda. Me gustaría que la gente los volviera a llevar. Divertido.