Es curioso pensar que el arquitecto de este imposible e impresionante edificio, Frank Gehry, lo diseñó sin levantar la mano del papel.Y ese papel no era ni más ni menos que un vulgar sobre.
Este hecho recuerda mucho las campañas de Apple de los años ´90 para las cuales trabajé. Los bocetos de grandes ideas se presentaban sobre posavasos, servilletas de papel u hojas cuadriculadas, arrancadas de libretas para presentar el Macinthos. El ordenador intuitivo y fácil de usar, que era capaz de hacer realidad cualquiera que fuera tu proyecto.
La anécdota del sobre ha sido contada por el propio arquitecto en las guías para turistas del museo.
Otra no menos curiosa es la referente a su pasión por los peces, que se remonta a su infancia, cuando acompañaba a su abuela al mercado para comprar carpas y las sumergían en la bañera hasta el momento de cocinarlas.
Y es cierto que la piel del edificio recuerda a la de una carpa. Una gigantesca carpa plateada que nada sobre la ciudad de Bilbao. Lindo ¿no?
La opinión de Soficó. Aún con 10 años.
Muy bonito pero hay que esperar una cola de una hora. Y eso es muy aburrido pero eso es lo que hay.
No me había fijado en esa piel de carpa del museo. Buena anectota
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