Viendo cómo está la situación en España, muchos son los que han decidido emprender, tirar para delante y cumplir sus sueños. Ya que está visto que para muchos, va a ser la única salida posible.

¡Ánimo! Aquí os traigo una historia de emprendedores con final feliz. ¿Su secreto? Creer en lo que hacen.

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Ben Cohen y Jerry Greenfield ex-hippies y muy amigos, deciden en 1978 con 12 dólares en el bolsillo y un curso de fabricación de helados por correspondencia desde la Universidad de Pensilvania, abrir su primera heladería en una gasolinera de Burlington, en Vermont (USA).

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A Ben se le ocurre lo que él llama «la sensación en la boca» que es ni más ni menos que añadir trozos en sus helados. Trozos de fruta, de chocolate, etc… Estos tropezones le dan su identidad inconfundible a los helados de Ben & Jerry.

Pero ni Ben ni Jerry son muy buenos con las finanzas así que después de dos meses bajan las persianas y cuelgan un cartel que dice «Estamos cerrados mientras comprobamos si estamos ganando dinero o no» Y efectivamente no están ganando ni un dolar.

Por ello deciden tomar algunas medidas. En 1979 empiezan a comercializar sus helados en tarros de una pinta. Sus famosos pints y empiezan a venderlos con la furgoneta de Ben.

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Instauran los tres valores sobre los que van a cimentar su negocio ¡Paz, amor y helado! Sí, la consigna es: Hacer el mejor helado de la mejor manera posible. Y sobre esto Ben y Jerry no paran de buscar nuevas y creativas ideas de cumplir sus promesas. En 1981 se abre la primera franquicia. Su éxito acaba de comenzar.

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Así que ya sabéis lanzaros a emprender. Lo peor que puede pasar es que después de algún error, aprendáis a hacerlo todavía mejor.

La opinión de Soficó. 10 años.

Madre mía, están riquísimos. Los helados de leche no me suelen gustar pero jolines con ese.